Saltburn

Destruye a los ricos (no sin antes follártelos)

por David Castiella

Saltburn | Emerald Fennell

EEUU, 2023 | 127 minutos

Guion: Emerald Fennell

Elenco princpal: Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike, Richard E. Grant,  Alison Oliver, Archie Madkwe, Carey Mulligan.

LuckyChap Entertainment, Metro Goldwyn Mayer, MRC Film, Media Rights Capital. Metro Goldwyn Mayer, Amazon Prime Video.

​Si alguien le dijese a Emerald Fennell (Promising Young Woman, 2020) que iba a crear los dos grandes hits de 2020 y 2023, seguramente no se lo creería. La actriz reconvertida en directora parece haber conectado de forma masiva con la audiencia en sus dos primeros proyectos que, sin tener nada en común, comparten una interesante visión que merece ser comentada.

La película cuenta como un adolescente pobre (Oliver Quick), que lucha por encontrar su lugar en la Universidad de Oxford, se ve arrastrado al mundo del encantador y aristocrático Felix Catton, que le invita a Saltburn, la extensa finca de su excéntrica familia, para pasar un verano inolvidable. Al menos ese es el argumento sobre el cual parte Fennell y del que bien temprano se desentiende para darnos una cinta mucho más excéntrica e imprevisible.

​Realmente es poco importante si los giros de guion los ves venir más o menos, al final lo relevante es que tengan sentido en la narración y que sean coherentes con el tono. Y yo creo que Fennell si que consigue que esos puntos donde serpentea la película por otros rincones son interesantes y funcionan dentro de una cinta que se desangra por otros lados.

​Porque lo que sí he visto que le falla es una mayor capacidad para perturbar sexualmente a través de la atmósfera y no únicamente en esos momentos puntuales (sí, los que se repiten en TikTok día y noche) donde está claro que Fennell quiere que el espectador se lleve las manos a la cabeza. El problema es que esa energía malsana no se traslada a la cinta y más bien es un cartel luminoso que reza: "Mirar lo que está ocurriendo". 

​El maestro por excelencia sería Paul Verhoeven, que edifica sus tramas a partir de un elemento sexual que martillea cada uno de sus planos en películas como Instinto Básico (1992), Elle (2016) o la reciente Bendetta (2021). Otro que lo lleva también mucho más allá es el maestro Michael Haneke en La pianista (2001), una de las cumbres del thriller sexual de este siglo. Solo que también tiene un punto de Parásitos (Bong Joon-ho, 2019) a la hora de trazar un melodrama de carácter social, sin llegar obviamente al nivel de estos referentes.

​Es decir, hay una vía de destrucción de los ricos sin piedad alguna que, en vez de entrelazarse con la consiguiente estimulación sexual que le produce al protagonista, se aparece solo en los 3 highlitghts: llamémoslos bañera - banco - tumba, y ya no tienen más relevancia en la trama. Además tiene un momento final de traca cuando se nos subraya lo que ya estaba claro en un resumen de como Oliver trama su plan maestro.

Imagen procedente de Filmaffinity.

Está claro que Fennell se ríe de los ricos y su insensibilidad a la hora de mantener un decoro que nada de honorable tiene. Todo fachada para tapar la verdadera razón de ser de aquellos que reinan el sistema y cuando les vienen mal dadas, el patetismo les llama a la puerta. Ahí es donde entra la directora para elaborar el bizarro humor negro que, sin ser nada del otro mundo, deja sus momentos divertidos a lo largo del film.

Al final es una alegría que por fin se reconozca como merece el tótem de la actuación que es Barry Keoghan -ese baile desnudo al ritmo de 'Murder on the dance floor' es para morirse-, y que una película de este tipo traiga un claro reclamo con sus estrellas masculinas y acabe ofreciendo algo interesante y entretenido. A mí no me funciona porque se desinfla en muchos momentos cuando las escenas impactantes no tienen continuidad en la atmósfera general, pero eso no quiere decir que no le vea toda la malsana intención de ser algo más que un cascarón polémico y bonito, y eso siempre es bueno.

★★½


#Cinealaderiva

 12 de enero de 2024

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