Intruso

​ ​Es difícil presentar, y que nos creamos, un mundo distópico cuando ni siquiera aparece en la película y, además, decides alejar la trama y el espacio de este. La nueva película de Garth Davis (María Magdalena, 2018), la tercera de su filmografía, intenta acercarse al género de la ciencia ficción, aunque, en realidad, lo único que consigue es fingir que un drama rural está cubierto de este. Utiliza la ciencia ficción casi como mera excusa, como MacGuffin, para empezar una historia que se sostiene por sus protagonistas.

​ ​Paul Mescal (Desconocidos, 2023) y Saoirse Ronan (The Outrun, 2024) aumentaban enormemente mis expectativas sobre la película, de verdad. Sin embargo, he intentado analizar un poco los detalles y el conjunto, y, aunque tiene puntos interesantes, si no fuera por la pareja de protagonistas la película se caería a la media hora. ¿Lo peor de todo? No es larga, pero tiene un ritmo tan pesado que se hace eterna. 

​ ​Se puede jugar muy bien con la ciencia ficción, y esta película tiene conceptos que Davis podría haber explotado a la perfección: pensar en un mundo donde emigramos a otros planetas; donde nuestras conciencias puedan pasarse de un cuerpo a otro; donde la inteligencia artificial es tan perfecta, que ya no sabes si tú eres realmente la copia de ti mismo o no. Da auténtico miedo ver realizados estos conceptos.

​ ​A favor de la propia película, este punto de terror psicológico sí que lo consiguen. Aunque no esté del todo desarrollado, el tema en sí y las actuaciones te hacen, de verdad, sentir escalofríos. 

​ Juega todo el tiempo a la presión actoral en un terreno casero, donde los personajes van a estar debatiendo, constantemente, sobre sus propios problemas, los del gobierno y los de la Tierra. Esto, sumado a relacionar sus vidas con el ambiente rural, parece casi un drama conversacional de bajo presupuesto. 

​ ​Parece mentira que sea de ciencia ficción; y es que no lo digo porque sí: un par de planos de una estación espacial, un coche made in ‘Regreso al futuro’ (Robert Zemeckis, 1985)y unos cuantos dispositivos sacados de ‘Men in black’ (Barry Sonnenfeld, 1997). Esas son todas las referencias que tenemos a la fantasía espacial que nos esperábamos. Y ese no es su mayor problema, podría simplemente insinuarlo y estaría bien, pero decide centrar la narrativa en los problemas maritales de sus protagonistas. 

​ ​Además, en cuanto a integración del guion, sigo sin entender muchas de las apariciones del tercer personaje, Terrance, protagonizado por Aaron Pierre (Genius: MLK/X; 2024 - ?), el cual, en ocasiones, parece incluso parte de un experimento para ver si las IA podrían sustituir a los humanos sin que lo supieran. ¡Oh!, espera… ¿Por qué no tirasteis por ahí, siendo que venía a cuento, en vez de hacerlo un poli malo redundante y simplón?

​ ​No sé, la peli no está tan mal, pero es una trama insulsa y lenta que basa su peso en que Paul Mescal y Saoirse Ronan consigan tener una química increíble (la cual creo que no es suficiente) para engañarnos y darnos un melodrama como la nueva reinvención del género. Por favor, que un capítulo de ‘Black Mirror’ (Charlie Brooker, 2011 - ? ) con el mismo tema supo argumentar una narrativa mucho más convincente y, por si fuera poco, no me hizo adivinar el final a la media hora.

★★ ½ 

#Cinealaderiva

7 de febrero de 2024