El mapa de las pequeñas cosas perfectas

Lo bonito del tiempo es, justo, que se acaba

por Abel Estellés

The map of tiny perfect things | Ian Samuels

EEUU, 2021 | 99 minutos

Guion: Lev Grossman

Elenco principal: Kathryn Newton, Kyle Allen, Josh Hamilton...

Filmnation Entertainment, Weed Road Pictures. Distribuidora: Amazon Studios, Amazon Prime Video

​Llevaba varios días divagando entre el catálogo de Amazon Prime y Netflix, enganchando películas de amor adolescente una tras otra porque, sí, creo que estoy en ese momento del año donde la primavera me persigue y florecen en mí sentimientos que te agitan el corazoncito. Buscar algo que me llene las esperanzas de disfrutar más esta época donde las flores salen a tomar el sol, no hace frío ni calor y a uno le apetece enamorarse. 

​Es cierto que el sin fin de películas ñoñas para alegrarte una tarde está a la par con esas películas, también y todavía más ñoñas, que pueden arruinarte esa tarde. Es fácil porque está lleno de ellas, pero es difícil porque encontrar una que de verdad te llene y le haga tener esperanzas de futuro a un veinteañero overthinker no es pan de cada día.

​Pues creo que daré gracias toda mi vida de haber ahondado dentro del catálogo de películas ñoñas, con fina feliz o no, porque 'El mapa de las pequeñas cosas perfectas' (Ian Samuels, 2021) me ha hecho soñar despierto.

​Cada uno de nosotros somos distintos y, como tal, nos afectan cosas distintas. Siempre he pensado que las películas nos van a influir de forma diferente en cada uno de nuestros ámbitos y emociones. Ni siquiera un mismo film va a sentirse igual dos veces, es cuestión de química. ​El amor adolescente, además, es un tema que suele ir de la mano con un público en específico. No verás a nuestros abuelos, ni siquiera a nuestros padres, tragándose dos y tres películas a la semana donde dos jóvenes tontos se enamoran y hacen más tonterías hasta que les toca marcharse a la universidad.

​Estas pelis están hechas para nosotros, porque somos jóvenes y tontos y sabemos conectar perfectamente con todo lo que pasa. Da igual si no nos parecemos a las hermosuras que suelen poner de protagonistas, da igual que tengan superpoderes o estén teniendo una adolescencia totalmente diferente a la nuestra. Sus problemas son nuestros problemas, sus estupideces son nuestras estupideces porque lo estamos viviendo ahora. 

Imagen extraída de TMDB

​Sí, nos enamoramos tres veces en un viaje de metro o yendo a comprar el pan; sí, claro que nos rompen el corazón por una excusa de mierda como "solo quiero fluir" o "no eres tú, soy yo", son clichés porque nos ocurren a diario; sí, por supuesto que nos hemos ido de casa por una discusión pensando en no volver jamás o nos hemos tirado al río de nuestro pueblo con nuestros colegas, congelándonos de frío por cierto. 

​No somos tan diferentes, y no pasa nada por ser normales y tener una vida normal. No hace falta buscar siempre que todo sea perfecto, la perfección en lo imperfecto existe; las pequeñas cosas de nuestro día a día también pueden ser perfectas, da igual si son malas o buenas, solo hay que buscar aquello que las hace especiales, por pequeño que sea.

​La película de Ian Samuels (Sierra Burgess es una perdedora, 2018) juega tremendamente bien con aquella idea del bucle temporal que Bill Murray (Cazafantasmas: Imperio Helado; Gil Kenan, 2024) puso tanto de moda en 1993. Un loop temporal que no busca ser nada más allá de eso mismo, un bucle intrascendente. Director y guionista decidieron que lo mejor que podían hacer por uno de los colectivos de la sociedad más perdidos era, justo, no preocuparlos más y darles ese aire que necesitan para respirar un poco y avanzar sin miedo. Cuando sentimos que no avanzamos, vienen a decirnos que nos tomemos todo el tiempo del mundo en mirar al frente, explorar nuestros sentimientos, abrazar la realidad y poner el foco en lo que realmente importa. 

Imagen extraída de ELLE

Hay momentos en la vida en la que parece que estás haciendo tarde a todo cuando no estás corriendo ninguna maratón. Es complicado describir un sentimiento de tristeza y desubicación cuando estás viviendo etapas que deberían ser todo lo contrario; "aprovecha tu juventud, que el tiempo no perdona"; "sé ahora todo lo que querrías ser de mayor"; "disfruta y vive porque luego vienen los problemas"; y no, no podría estar más en desacuerdo.

​No estamos obligados a vivir una juventud perfecta, no merecemos que se nos trate como si nuestros problemas fueran fruto de la inexperiencia y, por ello, no tuvieran importancia. Sí, estamos creando lo que seremos, pero nunca dejamos de crear así como nunca dejaremos de ser. Hay que disfrutar todas las etapas de la vida... y también sufrirlas, y no pasa nada, porque todo forma parte de ese viaje al que llamamos: estar vivos. 

​Yo he estado muchísimo tiempo sin saber quién soy, qué quiero ser ni como llegar a serlo (sigo sin saberlo). Ni siquiera sé tampoco nada de mi alrededor, sigo descubriendo qué hace feliz a la gente, que es de las personas que conviven conmigo, como viven o como querrían vivir. Sin embargo, y después de mucho debatir y reflexionar, creo que me da igual. No quiero vivir nada perfecto, no quiero tener planeado lo que ocurra. Solamente quiero vivir.

Imagen extraída de El Mundo

​Ver esta película ha cambiado mi percepción de cómo enfocar la vida y qué hacer cuando estoy frustrado porque algo no sale como esperaba. No necesito que las cosas me salgan perfectas, ni siquiera necesito que salgan siempre bien. Creo que estoy feliz al decir que salir a tomar un paseo a las once de la noche con mi canción favorita en los oídos y los ojos puestos en el cielo está bien.

​Supongo que a veces la vida es eso, siempre nos están pasando cosas, solo hay que aprender a buscar aquellas más bonitas que son capaces de hacernos felices. Ahora mismo, este artículo le llegará a alguien y puede que le guste o puede que no, pero si al leerlo encuentra algo bonito entre mis palabras, seguro que será algo por lo que vale la pena gastar ese tiempo, tiempo que nunca se nos devuelve. 

​El tiempo es algo supervalioso, no solemos apreciarlo de verdad y es lo único que gastaremos todos sin que se pueda recargar. Bueno, es claro que cada uno lo utilizamos como mejor sabemos, como podemos o como nos dejan; incluso no depende siempre de nosotros. Por tanto, siempre me gusta valorar que las personas decidan  pasar su tiempo conmigo. Es muy especial ver como te regalan algo tan preciado. Deberíamos valorarlo mucho más.

Imagen extraída de Espinof

​Entiendo que estar en nuestros veinte es eso de no saber qué hacer para que la vida funcione; delirar entre nuestros pensamientos para, normalmente, no llegar a nada en claro. De todos modos, sinceramente, creo que esto es justo lo que lo hace especial: no siempre nos pasarán cosas que relatar, no siempre tendremos buenos días, pero será cuando ocurran cosas bonitas, cosas que nos acaricien el corazón y nos hagan felices, cuando le encontraremos sentido a todo y diremos que todo esto sí merece la pena. 

​No sé, igual, solo soy un chico tonto de 23 años que ha empezado a sentir que aquello que ahora ignoramos puede ser algo que amemos en el futuro. Supongo, y creo, que a mí es que me gusta mucho el amor y la idea de amar :)

★★★★★ 


#Cinealaderiva

15 de abril de 2024

en Cine
Ricky Stanicky
El amigo que todos necesitamos